Navegando por la costa occidental del Peloponeso

Nuestra idea original era navegar rodeando el Peloponeso y regresar por el norte a través del golfo de Corinto, pero el canal está cerrado. Sí, el famoso canal de Corinto está cerrado y no se sabe con seguridad cuando se reabrirá, el motivo fue un derrumbe y hace más de un año que está en reparaciones. Bueno, no queda otra opción que ir de oeste a este y volver en sentido contrario, imagino la cantidad de barcos que se verán obligados a regresar de la misma forma, todo el tráfico que sale del Egeo y hubiese querido pasar por el canal para entrar al Jónico, por ejemplo.

Nuestro primer fondeo viniendo de Zakynthos fue en Katakolo, como siempre cada vez que venimos aquí siento esa extraña sensación de artificialidad, no es más que un par de calles con comercios creados para el pasaje en masa de los grandes cruceros que llegan a Katakolo haciendo escala. Si el resto de los mortales llegan en un horario diferente al de la visita de los cruceristas sólo verán cuatro cafeterías monas en primera línea y un montón de persianas cerradas en el resto de las dos calles. Pero reconozco que es un fondeo cómodo y protegido.

Sin embargo en Pylos sí que hay cosas que ver, empezando por los acantilados al entrar en la bahía de Navarinos, forman una pared llena de cuevas y peñascos erosionados, incluso una puerta gigante de piedra impresiona en la llegada. En el pueblo hay un plátano que ha visto pasar buena parte de la historia del lugar, precisamente desde 1880, año en que fue plantado. Dando un paseo se puede llegar a la fortaleza y dentro visitar los museos con el detalle de los restos arqueológicos descubiertos en emplazamientos submarinos o ver imágenes, como la de Voidhokoilia una pequeña cala ovalada que tiene un nombre más largo que su propio tamaño pero el árbol de la vida parece encontrarse muy a gusto en ella.

¿Qué podría decir de mi castillo favorito del Peloponeso que no hubiese dicho ya en mi visita anterior en 2019? Methoni es un encanto salido de un cuento, es la guinda del pastel después de recorrer el interior de la fortaleza y pasar por la puerta que lleva al pasadizo de piedra hacia el castillo en el medio del mar, rodeado de rocas afiladas como cuchillos para resultar aún más codiciado. O también se puede seguir contemplándolo desde alguna taberna acogedora, o desde la playa misma ¿por qué no?

Dando la vuelta al primer dedo del Peloponeso llegamos a Koroni, también forma parte de los lugares visitados en 2019 y por supuesto tiene una fortaleza que, al igual que sus compañeras anteriores, han vivido distintas vidas pasando de manos venecianas a otomanas, no una sino incluso varias veces. Koroni tiene lugares curiosos en sus calles se ven tiendas muy artesanales, está el que hace sandalias a medida, el panadero, y otro obrador salido del túnel del tiempo y cafeterías que parecen llamarte para sentarte cómodamente frente al mar a tomar un frappé. Por la mañana, muy temprano, una quietud acompañada de la luz avainillada del sol me regalaron una estampa salida de un cuadro.

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