De Preveza a Nydri

Y después de casi dos años en tierra, el 18 de mayo de 2021, el Oxalá volvió al agua.

Hicimos fondeo para estrenar nuestra ancla Rocna nueva que se agarró de maravilla a la primera y probar el nuevo motor fuera borda de la auxiliar, pero aún quedaban muchas cosas por hacer antes de salir a navegar. Estuvimos unos días amarrados al muelle de Preveza, pusimos el génova, pasamos aceite a la madera de teka, tomamos frappé.

Pagamos el impuesto Tepai para navegar por aguas griegas, muy importante, no se puede salir a navegar sin él; también estuve discutiendo con el técnico de la oficina de Capitanía que comprueba las torres que suministran agua y electricidad a los barcos amarrados, intentaba explicarle en mi inglés básico, que la torre a la que nos habíamos conectado tendría alguna avería, no podía ser que en tan solo media hora nos hubiera descontado 7 euros de la recarga de 10, efectuada esa mañana a la llave magnética, sin prácticamente darnos tiempo de consumir nada. Después de un diálogo de sordos que no conducía a ninguna parte porque el técnico ponía excusas de consumo por cambios de baterías mientras yo seguía insistiendo en la avería de la torre, menos mal apareció otro navegante y dijo que a él también le había pasado lo mismo. Finalmente conseguí que me recargara nuevamente los 10 euros y para más seguridad nos conectamos a otra torre. Esa noche cenamos souvlaki de pollo y nos tomamos un ouzo.

En una salida matutina con el carro de la compra vi un barco que llegaba al muelle y en la popa reconocí a Beatriz y a su marido, Mario. Nos saludamos como lo hacen los navegantes cuando se reencuentran, con la alegría de volver a vernos, porque cuando conoces a alguien en alguna etapa y luego le pierdes la pista, aunque pasen años y pandemias, en el encuentro rememoras los momentos compartidos de muelle, de fondeo, de cervezas o de mal tiempo, de ayudas o consejos.

Y ahora estamos fondeados en Nydri, llegamos ayer 23 de mayo, nuestra primera navegación desde Preveza.

Dejamos el ancla sustituida por la Rocna en la tienda de segunda mano que hay en Nydri. Dimos un paseo por la carretera que llega a la cascada, aunque no llegamos hasta allí porque íbamos recogiendo limones y naranjas cuando apareció un sacerdote ortodoxo que salía del cementerio y al vernos en plena tarea de recolección se acercó y nos regaló unos cuantos que tenía guardados en una pequeña capilla. Caminábamos entre limoneros y olivos, de vez en cuando nos abordaba el perfume de los jazmines y las rosas, que lucían radiantes, en los jardines de las casas de la campiña de Levkas.

Nydri es también el descanso eterno de muchos barcos, quién sabe si habrán quedado olvidados, al descuido que ocasiona el tiempo cuando no hay atención de sus dueños, o a la falta de posibilidad de sus rescates o simplemente se fondearon allí porque es una bahía tranquila, como dice su nombre, aunque a veces también es visitada por algún tornado que se ensaña con los más débiles y olvidados.

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