Los castillos del Peloponeso occidental

Dicen que el castillo de Methoni es uno de los más fotografiados de Grecia.

No me sorprende, es tan encantador que parece salido de un cuento, es tan evocador que resulta fácil imaginar historias de princesas cautivas en la torre y piratas ocultando tesoros en sus muros. Methoni o Modona, ciudad situada en la parte occidental del Peloponeso bañada por el Jónico frente a la isla Sapienza, era también llamada “los ojos de Venecia” por los venecianos.

Lo que relato a continuación es una ficción, inspirada durante mi visita al castillo mientras iba leyendo y observando.

Estamos a finales del siglo XVII, Modona reluce bajo el dominio de la República de Venecia, recientemente recuperada después de más de cien años bajo dominio otomano. Los turcos la anhelan, es muy codiciada, no sólo por su situación estratégica en el Peloponeso occidental, además Modona representa los ojos de Venecia. Los intentos de asedio son constantes.
La torre octogonal, blanca, orgullosa, parece flotar en el mar pero está rodeada de piedras afiladas como cuchillos que salen del agua. La torre está unida a la fortaleza por un estrecho puente de piedra.

Los muros de la fortaleza altos y gruesos protegidos por los relieves de los leones alados de San Marcos y por un profundo foso hace que todo el conjunto de la torre y la fortaleza sean inaccesibles por tierra y por mar.

Dentro de los muros la ciudad bulle de actividad, el mercado, la plaza, la catedral, las viviendas de madera entre las calles estrechas y empedradas. En los bastiones y torres se vigila la llegada del enemigo. Aún así, después de varios días de asedio, los otomanos tomaron la torre octogonal haciendo prisioneros al capitán veneciano Vincenzo Franco y lo que queda de sus hombres, encerrándolos en lo alto del castillo. En la celda oscura, pequeña para tan numeroso grupo y mal ventilada, Vincenzo observa a su gente. Muchos malheridos, la mitad de ellos murieron durante el asedio, siente el olor del sudor y la sangre, las miradas de profunda decepción, las cabezas gachas, hundidas. Ellos conocen el final que les espera. Llegó el momento, los cautivos son llevados por el estrecho puente de piedra hasta la Puerta de San Marco de la fortaleza. Del otro lado de los muros, a pesar del trágico momento no pueden hacer nada por ellos, sólo observan y esperan, se sienten seguros. Los otomanos se apresuran, el capitán veneciano Vincenzo Franco y sus hombres son decapitados bajo espada otomana. A continuación los turcos forman una pila con sus cabezas delante de la Puerta de San Marcos. Antes de morir Vincenzo miró el león alado del estandarte de la fortaleza, escuchó las trompetas de los vigías que anunciaban la llegada de la flota de retaguardia que aguardaba escondida en Sapienza y entonces sonrió porque supo que su tan amada torre volvería a ser los ojos de Venecia.

Pero hay más castillos en el Peloponeso. En Pylos una fortaleza vigila la entrada de la bahía de Navarino.

Merece una visita está muy bien mantenida, con tres museos en su interior. El paseo es fresco bajo los pinos, al caminar crujen las agujas secas y las piñas. Las chicharras cantan enloquecidas una canción monótona lenta acompasada, de vez en cuando alguna se desmadra y suelta un aria con ritmo desesperado pero luego todas vuelven a su coro previsto con aromas de adelfas y romero.

Pylos y rincones con encanto

El que me ha desilusionado es el no castillo de Kyparissia. Luego de subir por las calles empinadas del casco antiguo siguiendo las indicaciones hacia el castillo, nos encontramos con una ruina sin mantemiento alguno, donde había que usar toda la imaginación que uno pudiera tener para vislumbrar que aquello pudiera haber sido un castillo alguna vez.

Kyparissia desde lo alto del no castillo

Estamos ahora en Koroni, hemos dado la vuelta al primer dedo del Peloponeso y entramos en el golfo de Mesenia. En Koroni hay otra fortaleza con bastiones altísimos sobre un acantilado lo que hace su aspecto más imponente.

Dentro de los muros el monasterio de San Juan y la iglesia de Santa Sofía del siglo XI.

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